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Nairobi, Sinai Slum, Kenya
I am a widow and a teacher, and I feel and care for the needy children. I love them as my own sons and daughters. I want to give them a real home and with the basic needs covered.Would you like to help us and make it possible?

Monday 2 December 2013

business behind the slums

 
ThIs WoRlD is CrAZy!!!  
 
The Emoya Luxury Hotel and Spa near Bloemfontein, South Africa offers a Shanty Town for guests who want to live the “unique” slum “experience” without any of the hassle. Staying there costs roughly $84 per night, which is a pretty good deal, unless you’re poor in South Africa — then it’ll cost you roughly half of your one-month salary.
 

 
 
 
 
 
 
 
El Emoya Luxury Hotel Spa es un alojamiento sudafricano cercano a la ciudad de Bloemfontein. Uno de esos hoteles de rango medio-alto sudafricano que cuenta entre sus servicios con un spa, restaurante, centro de conferencias y bodas y una pequeña reserva de animales salvajes. Luego, para los clientes que quieran pasar allí la noche, el hotel ofrece dos tipos de alojamiento. El Basotho Village, un cinco estrellas, con cuartos muy lustrosos, jacuzzi en algunas habitaciones y con un precio por noche de entre 100 y 170 euros. Y ofrece la opción de dormir en la denominada como Shanty Town que es ni más ni menos que "la recreación de una township o barriada donde viven hacinados en Sudáfrica millones de personas en la más absoluta miseria". El coste por cuarto es de unos 75 euros.
Esta es la última vuelta de tuerca a un polémico negocio que sacude algunas ciudades africanas, el denominado 'Turismo de la Miseria'. Según la descripción que hace el propio hotel de su Shanty Town "ahora usted puede experimentar alojarse en una chabola en el entorno seguro de un coto de caza privado. Esta es la única Shanty Town en el mundo ¡equipada con calefacción y conexión inalámbrica a internet! La Shanty Town es ideal para el trabajo en equipo, barbacoas, fiestas temáticas de lujo y vivir una experiencia así una vez en la vida. Con capacidad para 52 huéspedes, nuestras chabolas son completamente seguras, incluso para los niños".
 
En Nairobi es otro lugar donde ha proliferado este tipo de turismo. "Hay muchas razones para las críticas. Hay muchas empresas que vienen a hacerse la foto o a desgravar con sus proyectos de cooperación. Otros ganan dinero a costa de enseñar la vida de los más desfavorecidos", explica Clara Garcias, responsable de Kobo Trust Foundation, una empresa de turismo que ofrece a sus clientes visitas dentro de sus grandes viajes a algunos proyectos de cooperación que ellos realizan en diversos lugares de África.
 
"Recuerdo que en una charla de aprendizaje de comercio justo, con "Setem, Camps de Solidaritat", nos explicaban que cada segundo en un mes como agosto se hacen millones de fotografías de lugares poco desarrollados. No recuerdo la cifra, pero era una burrada, nunca lo olvidé. Esa es la clave, insisto, el respeto y no tratarles como si fuera un zoológico", cuenta ella. "¿Por qué crees que los turistas quieren entrar a ver los proyectos? "Algunos por curiosidad, otros por interés real y otros porque tras hacer un viaje de lujo en África quieren decir que vieron también esa parte de la realidad".
 
¿Cuánto ayuda a los proyectos y qué precio tiene esas visitas? Para nosotros la ayuda cuantitativa es poca, no llega ni al 2 por ciento de nuestro presupuesto. Lo que pasa es que hay veces que los clientes que hacen la visita ofrecen ayudas allí o a la vuelta a sus países. El coste puede variar entre 20 a 50 dólares. El cien por cien del beneficio va para los proyectos. No hacemos esto como negocio, no ganamos nada, hay sólo un compromiso social. Lo importante para nosotros que trabajamos aquí es que la gente se conciencie de una realidad en la que vive, por ejemplo, más del 70% de la población


En el polo opuesto hay un último caso que nos cuenta una persona que nos exige no dar nombres, ni si quiera nos permite nombrar el país para no dar pistas. "Hay un proyecto de cooperación de una mujer que se hizo conocida hace varios años por la llegada de turistas y la posterior exposición mediática. Empezó a hacerse famosa, a ganar dinero y casi a chantajear a los donadores. La comparaban casi a la madre Teresa de Calcuta. Nada funciona, enloqueció con la llegada del dinero y de la fama. De los 50-000 primeros euros que recibió para su proyecto, más de 25.000 se gastaron en la fiesta de inauguración donde había cámaras de televisión e invitados por todos los lados", cuenta alguien que conoce desde dentro la historia.

"Cuidado con ese mensaje también", advierte Clara cuando le preguntamos por situaciones parecidas. "Hace mucho daño y hace creer a la gente que nada llega en las ayudas. Cada céntimo que se da a algunos proyectos créeme que llega y ayuda mucho. Una cosa es pasear turistas por la miseria para que hagan fotos y otra explicar un proyecto de cooperación real y donde hay detrás mucho esfuerzo para conseguir más apoyos", concluye.

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